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lunes, 24 de noviembre de 2014



EL VIAJE FINAL DE LA MARIPOSA MONARCA






Las almas de sus seres queridos de los mazahuas vuelven encarnadas en mariposas monarca, revoloteando, y los habitantes de las montañas las esperan con un convite como cada día 1 de noviembre, en Día de Muertos.

La mariposa monarca es una gran viajera, muy fuerte, y es que tras surcar los cielos durante más de 4.000 kms vuelven por fin a los bosques de México para recordarnos del buen trato que debemos darle a nuestra biodiversidad, es así lo cree la Directora de la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, Gloria Tavera.

En esta reserva y Patrimonio de la Humanidad que comparten Michoacán y el Estado de México, existen santuarios abiertos a los visitantes, el principal está en El Rosario y está en Michoacán.



La temporada oficial de avistamiento comienza el 22 de noviembre y termina el 30 de marzo. Han viajado desde el sur de Canadá y norte de Estados Unidos, atravesando los Grandes Lagos, las Rocallosas y la mitad de nuestro territorio para descansar en los bosques de oyamel.

Ellas, cuenta Gloria Tavera, son la llamada Generación Matusalén, la última de cuatro generaciones, y la única que alcanza un promedio de vida de nueve meses. Las demás especies viven hasta 24 días. Las mariposas que ahora habitan los santuarios de México prácticamente son ancianas y cuando emprenden el viaje de regreso, después de depositar sus huevecillos mueren.

Según la directora de la reserva, el año pasado la población de mariposas descendió 47%. La tragedia se debió, entre otros factores, a la eliminación del algodoncillo (el principal alimento de las larvas) en los campos de cultivo de Estados Unidos, además de la degradación de los bosques en la zona de hibernación, la baja calidad de los suelos y el calentamiento global. Pero la buena noticia es que este año se esperan más monarcas.

Se dice que la población alcanza los 20 millones, aunque Tavera aclara que la medición se hace por medio de la superficie que ocupa. En 2013 sólo habitó 0.67 hectáreas de bosque, cuando en 1996 se extendió 18 hectáreas. Lamentable, ¿no?Estas aguerridas viajeras se enfrentan a otros peligros: las heladas, la lluvia y los turistas.

Tú puedes matarlas

Si tienes la intención de ir a contemplar este fenómeno, único en el mundo, debes saber que tu presencia puede destruir la especie. Por eso, la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (Conanp) creó el código del turista responsable. Échale un ojo a algunas indicaciones:

No te apartes de los senderos marcados; está prohibido entrar con mascotas, comida y alcohol; desactiva el flash; no hables en voz alta porque alteras el descanso de las mariposas; no intentes atraparlas y no las pises porque muchas bajan para extender sus alas y tomar sal de la tierra.

No está permitido acercarse a más de 50 metros de los núcleos, las zonas donde se concentra la mayor cantidad de mariposas. Cerca de ahí sólo pueden estar 100 personas y en grupos de 20. El tiempo de permanencia es de 18 minutos. La respiración de tantas personas debilita y acorta la vida de las mariposas.

Permite que la gente local sea tu guía durante la visita al santuario. Ellos sólo reciben el pago o la propina que tú consideres justa. Después del 22 de noviembre puedes ir con un tour operador externo, pero debe dejar que el guía local haga su trabajo. Hay agencias que ofrecen recorridos antes de la temporada. Pero esto es desleal.

“La gente se enoja, dice que la engañaron porque piensa que van a ver miles y miles de mariposas revoloteando. A veces hasta les avientan piedras para asustarlas y hacer que vuelen”, cuenta la directora de la reserva.

La mejor temporada para verlas volar es después de la primera semana de febrero.De diciembre a enero las monarcas están descansando en los árboles, perchadas en las ramas a manera racimos para protegerse. En estos meses hay que caminar más para acercarse a los núcleos porque la especie se refugia en las zonas altas de las montañas. En enero, la mariposa comienza a bajar y ya no hay que hacer tanto esfuerzo.

En la carretera los autos avanzan lento. No importa si se es niño o adulto. Todos están pegados a la ventanilla, observando cientos y cientos y cientos de mariposas de aquí para allá. Son testigos de un fenómeno fantástico y en verdad dicen sentir maripositas en el estómago.

SANTUARIOS

Sierra Chincua (Municipio de Angangueo) y El Rosario, el más grande de todos (municipio de Ocampo), en Michoacán; La Mesa (cerca de San José del Rincón), El Capulín (cerca de Donato Guerra) y Piedra Herrada (por Valle de Bravo), en el Estado de México. Por cierto, la zona de mayor concentración de mariposas, 70%, se encuentra en Michoacán. 


Fuente:ecoticias


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