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lunes, 23 de febrero de 2015



EL VOLCÁN MASAYA: UNA PUERTA AL INFIERNO






Hace 500 años, españoles e indígenas creían que el volcán Masaya era una boca del mismísimo infierno. 


Un fraile desciende al cráter del volcán con una pequeña cruz de madera como única protección. Atraviesa las cavernas oscuras y rompe a su paso las nubes de azufre que amenazan con asfixiarle. Una vez abajo vio ante él lo que para algunos es la puerta a los dominios del diablo. Como una alerta y una invitación al arrepentimiento el sacerdote hace colocar una cruz de madera que protege la entrada a la “boca del infierno”.


Por cultura, tradición, fe o por temor hay quienes creen que algunos lugares son pasadizos directos al reino de satán. Nicaragua, según expertos consultados en el documental, podría tener su propia puerta. A tan sólo 20 kilómetros de la capital. La historia del volcán Masaya ha cobrado vida nuevamente, este vez para recorrer el mundo.

Una vieja bruja indígena habitaba en un valle de fuego y oscuridad, en las profundidades de las cuevas del “Popogatepetl”. De cabellos largos y gruesos, piel floja, aspecto sucio y rostro deforme, con las tetas tan caídas que le llegaban debajo del ombligo, según los cronistas, que nunca la vieron, pero que supieron de ella por las leyendas indias de los Chorotegas.


A ella acudían los caciques para consultarle sobre la paz y de la guerra, de todo lo referente a la vida comunitaria de la población indígena prehispánica.

Según los relatos de la época que cita el historiador Clemente Guido Martíne z , la vieja bruja pronosticó la llegada de los españoles y cuando llegaron, ella desapareció, pues había prometido que cuando eso sucediera ya no la volverían a ver.

Para los indígenas de la época el volcán “Popogatepetl” o “Sierra que Arde” era un lugar temido y respetado, donde la máxima deidad del mal se manifestaba y se comunicaba con ellos por medio de la figura de esta mujer.

Las comunidades que rodeaban el volcán practicaban ritos en sus laderas y realizaban ceremonias de sacrificios donde lanzaban indias vírgenes y niños para agradar o aplacar las furias de los dioses, que se manifestaban con las emanaciones de gases, las lluvias de cenizas y las erupciones que amenazaban con acabar con los pueblos cercanos.

Según las narraciones del cronista Gonzalo Fernández de Oviedo fue el mismo Cacique Nindirí quien le contó las historias del volcán y le habló también de la vieja bruja, una especie de pitonisa aborigen que pronosticaba erupciones, terremotos, cosechas y guerras. Una descripción que bastó para que Oviedo pensara que se trataba del diablo hecho mujer.



El vulcanólogo Karl vön Sapper continuó los estudios después de sus dos visitas en 1897 y 1913. La historia del “infierno de Masaya” le fascinó tanto, que llegó a publicar un libro con el mismo título, donde recogía todas las crónicas del siglo XVI al respecto.





Después de su erupción en 1670, el volcán Nindirí quedó completamente sellado.

El 20 de marzo de 1772 hizo erupción el volcán Masaya y amenazó la ciudad cercana al lugar. Para librarse la catástrofe los habitantes de la localidad sacaron en procesión la imagen de la Virgen de la Asunción hasta el borde de la laguna de Masaya (ubicada entre la ciudad y el volcán), según la historia la corriente se desvió al lugar conocido como El Portillo.

En Nindirí, los habitantes sacaron en procesión la imagen del Señor de los Milagros y cuenta la tradición que al Cristo se le desprendió un clavo que cayó al piso y detuvo la lava.

A la llegada de los españoles la visita al volcán no se hizo esperar y al ver la majestuosidad del lugar y la furia de los cráteres, sumada a la mítica historia que los nativos les contaban del lugar, el volcán era para ellos la “boca del infierno”, nombre que se mantuvo por años en tiempos de la colonia.

Recién iniciada la conquista el fraile Francisco de Bobadilla mandó a plantar una cruz a orillas del cráter (actual cráter Santiago) para exorcizar al volcán y expulsar los demonios que habitaban en él, pues creía que era la puerta del reino del mal. A partir de entonces la penitencia de la época para los pecados mayores o mortales era ascender hasta el cráter y mirar hacia lo que ellos creían era el fuego eterno, hasta que sus ojos y sus pulmones lograran soportar el vapor infernal. “No creo yo que haya hombre cristiano que acordándose que hay infierno, aquello vea y no tema o se arrepienta de sus culpas”, dice una cita de Oviedo.

La diabólica fama del volcán Masaya trascendió fronteras y recientemente el documental Puertas del infierno de canal History de la cadena internacional A&E Television Networks, revivió la historia de este lugar.



LA ASOMBROSA COLECCIÓN DEL PADRE CRESPI





La historia del Padre Crespi es uno de los más enigmáticos alguna vez contada: una civilización desconocida, increíbles artefactos, una enorme cantidad de símbolos escritos en planchas de oro pertenecientes a una lengua desconocida y representaciones extrañas que conectan a la América precolombina con los antiguos Sumerios. La crónica de los acontecimientos, y la forma en que fueron tratados, de acuerdo con muchos, revela una conspiración para ocultar la verdad sobre la historia de la humanidad.


Él fue un sacerdote salesiano misionero que vivió en la pequeña ciudad de Cuenca, Ecuador, durante más de 50 años, dedicando su vida al culto y a las obras de caridad.

El sacerdote era una persona de muchos talentos: era un educador, un botánico, un antropólogo, músico, incluso también un gran humanista.

En 1927, su vocación misionera le llevó a vivir al lado de los indígenas ecuatorianos, haciéndose cargo de los indígenas, y consiguiendo el respeto de la tribu Jíbaro, que comenzó a considerarlo como un verdadero amigo.

Como muestra de gratitud, durante las décadas que el Padre Crespi estuvo con ellos, los indígenas le donaron cientos de piezas arqueológicas que datan de un tiempo desconocido explicando que eran objetos que encontraron en un túnel subterráneo que hallaron en la selva de Ecuador. Muchos de ellos eran de oro, talladas con jeroglíficos de un idioma desconocido y todavía nadie ha podido descifrarlo.



Padre Carlo Crespi al lado de una planchas de oro donada a él por los indígenas del ecuador.


Los objetos habían sido recuperados por los indios en una cueva muy profunda, conocido como la Cueva de los Tayos, ubicado en la región amazónica conocida como Morona Santiago. La cueva, que se encuentra a unos 800 metros sobre el nivel del mar, fue llamado debido a las características aves Tayos que son casi ciegos y que viven en sus profundidades.

Siendo un hombre de cultura, el Padre Crespi pronto se dio cuenta de que los extraordinarios artefactos mostraban similitudes preocupantes con la iconografía de las antiguas civilizaciones mesopotámicas, lo que sugería algún tipo de conexión entre culturas que se desarrollaron en lados opuestos del planeta.

El Padre Crespi estaba convencido de que las laminas y las planchas de oro donados a él, y que él estudió, indican claramente que el antiguo mundo de Oriente Medio antes de la gran inundación estaba en contacto con civilizaciones que se habían desarrollado en el Nuevo Mundo, ya presente en América desde hace sesenta mil años.

Según el Padre Crespi, los jeroglíficos arcaicos que habían sido grabados, o tal vez prensados con moldes, no eran otros que la lengua materna de la humanidad, la lengua que se hablaba antes del Diluvio. En su ingenuidad de un hombre de fe y cultura, el religioso no se dio cuenta de que sus ideas ponían seriamente en cuestión las teorías establecidas por la arqueología convencional (la oficial).

Ya que los artefactos donados habían formado una colección muy grande de objetos, en 1960 Crespi solicitó y obtuvo el permiso del Vaticano para crear un museo en la misión salesiana de Cuenca.

Representación Sumeria de un ser hombre-pájaro (un símbolo asociado con los Annunaki). Izquierda: figurilla de la colección del padre Crespi. Derecha: La misma figura pero de la cultura Sumeria (Iraq).



Para Cuenca fue el museo más grande que jamás se haya creado en el Ecuador, por lo menos hasta 1962, cuando un misterioso incendio destruyó por completo la estructura, y la mayoría de los hallazgos se perdieron para siempre. Sin embargo, Crespi parece haber sido capaz de salvar algunas piezas que se escondieron en un lugar que sólo él conocía.

En 1969, Juan Moricz, investigador húngaro naturalizado argentino, exploró a fondo la cueva, encontrando muchas láminas de oro que reporto tenían incisiones arcaicas como jeroglíficos, estatuas antiguas de estilo del Oriente Medio, y muchos otros objetos de oro, plata y bronce: cetros, cascos, discos, placas. Crespi indico a Moricz cómo entrar en la cueva y cómo hallar el camino correcto en el insondable laberinto situado en sus profundidades.



Puerta de entrada construida con piedras ciclópeas.


En 1972, fue Erik Von Daniken escritor sueco el que difundió la noticia del descubrimiento del investigador húngaro. Cuando la noticia del extraño descubrimiento de Moricz se extendió por todo el mundo, muchos eruditos decidieron explorar la cueva con expediciones privadas.

Uno de las primeras y más audaces expediciones que se llevó a cabo en 1976 fue realizada por el investigador escocés Stanley Hall en la que participaron el astronauta estadounidense Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la Luna, el 21 de julio de 1969. Se dice que el astronauta informó que en los tres días que permaneció en el interior de la cueva eran incluso más significativo que su legendario viaje a la Luna.

A finales de los años 70, Gabriele D'Annunzio Baraldi visitó por un largo tiempo Cuenca, donde se reunió tanto con Carlo Crespi y Juan Moricz. En esa ocasión, Carlo Crespi confió al italo-brasileño que la Cueva de los Tayos era insondable y que los miles de ramificaciones subterráneas no eran naturales, sino más bien hecho por el hombre en el pasado.


Gabriele D'Annunzio Baraldi con el padre Carlo Crespi


Según Crespi la mayoría de los hallazgos que los nativos le entregaron provenia de una gran pirámide subterránea, ubicada en un lugar secreto. El religioso italiano confeso entonces a Baraldi que, por temor a futuros saqueos, ordenó a los nativos que cubrieran de tierra la totalidad de la pirámide, de modo que nadie pudiera encontrarlo.

Baraldi se dio cuenta de que en muchas placas y láminas de oro fueron recurrentes diversos signos: el sol, la pirámide, la serpiente, el elefante. En particular, la placa donde una pirámide fue grabada con un sol en su cumbre fue interpretado por Baraldi como una masiva erupción volcánica que ocurrió en el pasado distante.




Muchos arqueólogos convencionales han acusado al Padre Crespi de ser un impostor o simplemente un visionario, que hizo pasar planchas de oro como genuinos y los cuales eran simplemente falsificaciones o copias de los artefactos de Oriente Medio. Pero a pesar de las acusaciones de la arqueológica convencional permanece las fotografías y numerosos testimonios de muchos estudiosos que demuestran su veracidad.

La impresión que se tiene al leer esta historia es que alguien quería ocultar las fantásticas piezas arqueológicas recogidos y estudiados por el religioso de Milán. ¿Pero por qué? Porque querer ocultar los paralelismos entre las culturas precolombinas de Mesopotamia y aquellos, que son claramente evidentes.

¿Por qué los arqueólogos victorianos creían en la pacífica existencia de una cultura madre antes de que ella hubiera generado culturas hijas con el mismo sistema iconográfico, simbólico y religioso? ¿Y porque hoy los arqueólogos convencionales se oponen ferozmente a esta hipótesis negando esta posibilidad a toda costa? ¿Qué valor tendría el saber que la humanidad desciende de una sola civilización global avanzada antediluviano?


Fuente:conspiraciones1040



EL VIAJE EN EL TIEMPO, PODRÍA SER UNA REALIDAD




¿Puede este hombre deformar el espacio, abrir una puerta a través del tiempo y salvar la vida de su padre en el pasado? El profesor Ronald Mallet de la Universidad de Connecticut da a ese tema un especial trato...

El profesor Mallet tiene un sueño... un sueño que casi limita con la obsesión: construir la primera máquina del tiempo real que pueda transportar a los seres humanos a través del tiempo. Si logra ese sueño él intentará viajar al pasado en una misión personal para salvar la vida de su padre.


Mallet ha estado intrigado con el tiempo y el viaje en el tiempo desde la infancia. Siendo un profesor de física durante tres décadas, Mallet publicó su primer documento formal describiendo su investigación del viaje en el tiempo en Physics Letters hace más de una década.

El brillante científico, quien ha aparecido en distintos programas de ciencias, afirma que el concepto para su máquina del tiempo utiliza la luz para formar una circulación láser creando un bucle de deformación o de tiempo en vez de depender de un túnel gravitacional. En teoría debería funcionar, él argumenta, ya que Einstein probó que la masa y la energía son los mismos.


Teóricamente, viajar en el tiempo es posible si el espacio puede ser deformado. Experimentos probando la relatividad y el efecto en el tiempo dentro de las regiones deformadas por la gravedad prueban que las deformaciones facilitan el viaje en el tiempo. El salto hacia delante que hace Mallett es la deformación espacial no con la masa, sino con la luz.

Su hipótesis depende de la creación de lazos de tiempo. Si ellos existen, el viajar en el tiempo llega a ser posible. Mallett cree que existen. Si se prueban bucles de tiempo, él predice que el viaje real en el tiempo puede lograrse dentro de una década y los viajes regulares de tiempo antes de que finalice el siglo.




Los concepto de viajes en el tiempo poco ortodoxo de Mallet: el cual puede funcionar



Construyendo una máquina del tiempo


Para probar su teoría de bucle del tiempo, Mallet está construyendo una máquina del tiempo que puede posarse en una mesa.

Usando la luz coherente de los láseres, intenta doblar la luz con una serie de espejos especialmente diseñados y estratégicamente colocados. Exitosamente causando que la luz se doble sobre sí misma — creando un círculo de transmisión de la luz — debería deformar el espacio circundante, o al menos eso espera.


Para medir la existencia de cualquier deformación creada por la máquina, las partículas subatómicas se dispararán a través del espacio adyacente. La duración de esas partículas — o el "tiempo de vida" — puede determinar si existe una deformación y, si es así, qué tan fuerte es la disformidad que la máquina ha creado. Cuanto más larga sea la vida de la partícula, más fuerte es la deformación y la más grande es la potencial puerta de entrada en el tiempo.


Más importante aún, una vida más larga de las partículas también significa que las partículas han atravesado el tiempo y han viajado hacia el futuro.

La  paradoja del abuelo y el viajero del tiempo



La paradoja: ¿Si matas a tu abuelo aún existirás?


Una famosa paradoja del viajero del tiempo: un hombre viaja al pasado y luego encuentra y mata a su abuelo adolescente. ¿Cómo podría el viajero existir en primer lugar si rompió el linaje que eventualmente lo produjo al matar a su abuelo, evitando de este modo el nacimiento de su padre o su madre? El viajero del tiempo no debería existir. Es una paradoja... ¿o no?




El cambiar el pasado reinicia la línea de tiempo y crea un nuevo universo



No es un problema, declara Mallett. El viajar al pasado crea otra línea de tiempo y el futuro no es el presente desde el cual comenzaste el viaje. Todo ha cambiado. El tiempo se reinicia. La realidad hoy en día sigue siendo el mismo y no se ve afectada por lo que cambia en el pasado.

Así que la paradoja se resuelve por el multiuniverso. Matar a un abuelo crea un nuevo universo, una rama que tiene un futuro diferente. Pero también significa que en el infinito, en el multiuniverso en constante expansión, un viajero del tiempo que vaya al pasado nunca pude regresar al mundo — y al tiempo — del que partió originalmente.



Mallett comenzó su búsqueda para resolver los enigmas de viajar en el tiempo mientras aún era un niño. Su padre murió de un ataque al corazón cuando el futuro físico sólo tenía 10 años. La muerte de su padre a los 33 fue un evento catártico que galvanizó a Mallett hacia una búsqueda de por vida para cambiar lo que era y restablecer el pasado en uno de su elección.

El clásico de ciencia ficción de H.G. Wells, La Máquina del Tiempo, abrió sus ojos a la posibilidad de que el tiempo podría ser conquistado y en un sentido le proporcionaria la capacidad de dominar la vida y la muerte mediante la manipulación de la corriente del tiempo.




La prematura muerte de un hombre que el joven Mallett adoró condujo al chico hacia la búsqueda de una carrera como científico de profundizar en los misterios de la relatividad, los quanta, las deformaciones y los agujeros negros, la teoría de cuerdas - todas las preguntas abiertas y el conocimiento emergente que pueda conducir hacia la creación de un portal en el tiempo que le permitirá salvar la vida de su padre.

A pesar de que se lee como una novela, la historia es verdadera y es lo que alimenta el fundamento del increíble - y tal vez alcanzable - sueño de Mallett.



Fuente:conspiraciones1040


EVENTO OVNI EN EL AUDITORIO NACIONAL DE MÉXICO






REVELARAN DIAPOSITIVAS DEL CASO ROSWELL




Lo que algunos dicen representa impresionante evidencia visual de una criatura humanoide que fue hallado caído cerca de Roswell, Nuevo México en 1947, pronto será liberado en un evento internacional que se transmitirá en vivo. Conocido por algunos como "Las diapositivas de Roswell", las imágenes Kodachrome ahora han sido autentificado por expertos científicos y su procedencia se ha confirmado. Durante ese largo proceso muchos han especulado sobre lo que precisamente estas imágenes muestran. La gente ahora podrán verlo por sí mismos cuando las diapositivas sean reveladas al publico el 5 de mayo de 2015.



Las diapositivas Kodachrome halladas

Hace algunos años, cuando un ático estaba siendo limpiado, un cofre se encontró conteniendo muchas diapositivas Kodachrome. Dos diapositivas Kodachrome fueron encontrados más tarde de haber sido ocultado por separado en un sobre en el revestimiento interior de la tapa del cofre. El cofre y su contenido fueron identificados y encontraron que perteneció a una pareja intrigante, sin hijos que ahora están fallecidos.

Este autor hizo el descubrimiento de que el marido, Bernerd A. Ray, fue un Geólogo de Exploración de Petróleo que trabajaba en los campos en Nuevo México y la Cuenca del Pérmico (que incluye la región de Roswell) en la década de 1940 para una empresa que luego se convertiría en parte de Texaco. En 1947 fue Presidente de la Texas sección de la American Institute of Petroleum Geologists, que también en ese momento estaba 'plegado' en el Estado de Nuevo México. Después de 1947, Bernerd se convirtió en un "fantasma" en su profesión y no era publicó ni parece haber estado activo con el Instituto nunca más.



La esposa de Bernerd era Hilda Blair Ray. Los investigadores Tom Carey y Don Schmitt y el actual propietario de la película se enteraron de que Hilda era una abogada muy respetada con una clientela de alta gama y las posibles conexiones con la inteligencia. Como un piloto privado, ella mantuvo relaciones favorables con los individuos bien situados en los sectores público y privado durante la década de 1940. Las otras diapositivas en el cofre (más de 100) se encuentran a menudo representando a personas consumadas, incluyendo Dwight Eisenhower. Se trata de una pareja que eran de la más alta integridad. Y ambos tenían contactos y actividades que podrían fortuitamente haberles permitido obtener estas diapositivas. Y tampoco habría sido el tipo que ocultar imágenes falsas como parte de una broma enferma, sólo para que esas imágenes fueran encontradas décadas después por casualidad. Esta ocupada pareja profesional también era filantrópica sin propensión a las bromas.


Profesionales de distintas disciplinas que han visto las diapositivas están de acuerdo en que representan una pequeña criatura humanoide - una cosa antes viva- que no es un accesorio ni un humano genéticamente defectuoso. Y lo más importante, el ser que se muestra en las diapositivas no se correlaciona en absoluto a las representaciones de los extraterrestres existentes en la cultura popular de la década de 1940. Lo que las diapositivas representan ni siquiera eran parte de la psique pública de la época. Estas 1.947 diapositivas revelan un ser que se parece a los seres que se encuentran en el desierto en 1947 según lo descrito por los testigos de Roswell.


Este humanoide no es una persona deforme, momia, maniquí, simio o un militar muerto. No es una criatura cuyo origen se encuentra en la Tierra. Y dado que se tomaron las diapositivas de esta criatura el mismo año que el incidente de Roswell; la aparición de la criatura coincide con la aparición reportada de los extraterrestres del accidente de Roswell; y dado que la persona que estaba en posesión original de las diapositivas fue un geólogo que trabaja el desierto de Nuevo México durante la década de 1940, no es nada descabellado concluir que estas diapositivas muestran efectivamente el cadáver de una de las criaturas que se encontró caído en Roswell.