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jueves, 16 de octubre de 2014

ANNABELLE, UNA HISTORIA REAL





La historia de espanto de la muñeca Annabelle comenzó en 1970, cuando una madre compró en una tienda especializada una vieja muñeca de trapo, de la tradicional línea de productos infantiles conocidos como Raggedy Ann, para regalársela a su hija Donna, una joven de 20 años que estudiaba enfermería. Lo primero que hizo la muchacha, que compartía un apartamento con una amiga llamada Angie, fue poner a la muñeca en su cama.


Pero a los pocos días comenzaron a suceder cosas extrañas. La muñeca, que siempre era dejada por su dueña en el dormitorio o en un sillón en una posición horizontal y con las piernas cruzadas, comenzó a aparecer misteriosamente en otras partes de la casa. Aparecía en el comedor, en posición vertical o de pie, o bien arrodillada en la puerta de entrada, como si de repente hubiera comenzado a moverse por sí sola. Para empeorar la situación, las dos moradoras del apartamento comenzaron a encontrar mensajes escritos en un papel de pergamino, con una letra de niño pequeño, que decían: “Ayúdanos” y “Ayuda a Lou” (Lou era el nombre del novio de Donna).

El siguiente incidente también fue sorprendente. Las dos amigas encontraron a la muñeca con gotas de sangre en su pecho y sus manos, por lo que decidieron buscar la ayuda de una médium para que hiciera una sesión de espiritismo en el mismo apartamento. De ese modo supieron que el presunto espíritu que animaba a la muñeca correspondía al de una niña de siete años llamada Annabelle Higgins, quien había muerto trágicamente hace muchos años en el mismo lugar donde vivían.

El espíritu, además, le comunicó a la médium otra cosa inquietante. Dijo que se sentía en paz viviendo con Angie y Donna, por lo que quería seguir viviendo en la casa bajo la forma de la muñeca. Las dos chicas, compadecidas por la historia de la niña muerta, respondieron afirmativamente. Ignoraban que el supuesto espíritu de Annabelle escondía en verdad a una presencia ominosa.

La muñeca diabólica

Lou, el novio de Donna, fue el primero en sufrir las consecuencias. El joven no sólo había querido deshacerse de la muñeca desde la primera vez que la tuvo en sus manos, sino que también comenzó a sufrir recurrentes pesadillas con el juguete. Una noche, tras despertar de un mal sueño, miró al pie de su cama y vio, estupefacto, la aterradora figura de la muñeca de trapo. El juguete trepó en cuestión de segundos a su cama e intentó estrangularlo, aunque sólo consiguió desmayarlo.

Tras recuperar la conciencia, Lou se dirigió de inmediato a la casa de su novia decidido a destruir a la muñeca. Pero, tras llegar y saludar a Donna, escucharon ruidos procedentes del dormitorio de la chica, como si varias personas estuvieran hablando allí. Al entrar no vieron a nadie, sólo a Annabelle sentada en una esquina. En ese preciso momento Lou se tocó el pecho transido de dolor. Cuando se abrió la camisa, que sorprendentemente estaba empapada en sangre, descubrió que tenía siete marcas de garras distintas, tres verticales y cuatro horizontales, que le desgarraban la piel como si fueran quemaduras.

Convencidos definitivamente que el espíritu que animaba a la muñeca era hostil y maligno, Donna y sus amigos se pusieron en contacto con algunas autoridades eclesiásticas, quienes los pusieron en contacto con Ed y Lorraine Warren. Esta pareja de investigadores paranormales llegó de inmediato a la conclusión más obvia: el espíritu que se encontraba unido a la muñeca no era el de una inocente niña, sino que una presencia diabólica no humana que deseaba poseer el alma de Donna.

Los Warren, para mantener a salvo a los tres jóvenes, decidieron llevarse a Annabelle a su casa y lo consiguieron a duras penas. En el viaje, el motor, la dirección y los frenos del auto comenzaron a fallar y los desperfectos sólo cesaron cuando Ed Warren roció a la muñeca de trapo con agua bendita. Ya en el domicilio de los investigadores, la muñeca siguió dando problemas. Levitó al menos un par de veces y comenzó a aparecer en las distintas habitaciones de la casa, incluido en el mismo asiento de Ed Warren.

Los Warren, convencidos que la muñeca estaba embrujada por una entidad demoníaca, contactaron al sacerdote Jason Bradford para que hiciera un exorcismo. Pero este, al ver a Annabelle, sólo exclamó: “Es sólo una muñeca de trapo. No puede hacer daño a nadie”. Increíblemente, cuando el religioso se retiró de la casa de los Warren, su auto sufrió un desperfecto en los frenos y terminó fuera de la carretera. El cura salvó su vida de milagro.

Encerrada en una urna de cristal

Los Warren, que en 1952 habían fundado la Sociedad de Investigación Psíquica de Nueva Inglaterra, finalmente, hicieron construir una urna de cristal y encerraron allí a Annabelle. Con los años se transformó en una de las principales atracciones del famoso museo del ocultismo de Connecticut, lugar donde permanece en la actualidad.





La muñeca llamada Annabelle nunca más volvió a moverse, pero hace varios años hizo de nuevo noticia por un hecho bastante misterioso. Un adolescente, que visitaba el museo en compañía de su novia, se burló de la muñeca y comenzó a golpear la casilla donde esta estaba encerrada. El propio Ed Warren los expulsó del lugar y vio cómo la pareja se alejaba en moto. Lo increíble es que mientras el muchacho seguía haciendo chistes sobre Annabelle, perdió de repente el control del vehículo y se estrelló contra un árbol. El adolescente murió en el acto y su acompañante debió pasar varios meses internada en un hospital.



Los entendidos afirman que la urna de cristal donde descansa Annabelle parece evitar que la muñeca se mueva, pero no son pocos los que especulan que la espeluznante entidad que le dictaba sus movimientos sigue allí, a la espera del día en que nuevamente pueda ser libre.



Ébola: ¿naturaleza o arma inducida?


La edad contemporánea no es la edad de la bomba atómica, la edad contemporánea es la edad del bárbaro científico 

(Pedro Albizu Campos, 1891-1965)



Extrañas cosas están pasando en el mundo. Hace poco los medios de comunicación globalizados no cesaban de hablar sobre los eventos en Ucrania y el peligro del “oso” ruso para la democracia en Europa.

A medida que los Estados Unidos y su aliada incondicional -la Unión Europea-, se daban cuenta del fracaso de su plan para provocar a Rusia obligándolo a entrar en conflicto armado con Ucrania y así tener un motivo para reforzar la OTAN, el tema desapareció de los titulares de la prensa corporativa. Toda la atención mundial fue desviada hacia el peligro que representaba para el mundo occidental la aparición de un “misterioso” Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL).

Al percibir el escepticismo de la opinión pública respecto al peligro real que representan los yihadistas para la seguridad del planeta, los “iluminados” del Gran Patrón retornaron a su política más habitual de aterrorizar a la humanidad, en especial a los europeos y estadounidenses, esta vez con un supuesto virus nuevo: el Ébola.

Todos deben recordar que algo parecido pasó con los repentinos brotes de la gripe porcina A (H1N1) en 1976 y en 1988 pero fue especial en 2009-2010 cuando Norteamérica y la UE entraron en una severa crisis económica que está durando hasta ahora. Aquella pandemia de la gripe porcina dejó tras de sí unas 17.000 víctimas.

El A (H1N1) fue utilizada por los medios de comunicación globalizados para desviar la atención de los norteamericanos y los europeos de los problemas financieros que los estaban agobiando. Unos años antes en plena guerra en Irak y Afganistán, precisamente entre 2004 y 2006, cuando los estadounidenses empezaron a darse cuenta de que los cadáveres de sus hijos llegaban a montones de esos países, se propagó de repente el virus de la influenza aviar (H5N1) que dio motivo para una histeria desatada por la prensa corporativa sobre el peligro de contagio que corrían millones de personas.

Ahora el mundo está recibiendo día a día noticias alarmantes sobre el virus del Ébola (EVE) que según los últimos informes del Centro para el Control de Enfermedades estadounidense, podría ocasionar alrededor de 1,4 millones de víctimas especialmente en Sierra Leona, Guinea y Liberia, los primeros países afectados por el EVE.

De acuerdo a la Organización Mundial de Salud (OMS) ya son más de 4.000 personas, de los más de 8.000 casos registrados, que han muerto en estos países afectados por el Ébola, pero según las fuentes no oficiales hay más de 20.000 víctimas. Dicen que el virus se está propagando también en Nigeria y Senegal y ya hay casos de transmisión de persona a persona en EEUU y España que involucran a personal de salud.

Actualmente hay una gran discusión sobre las causas del Ébola que oscila entre la teoría de la conspiración en términos de la guerra bio económica y la del subdesarrollo como herencia del colonialismo. La enfermedad siempre se nutre de la pobreza y en este aspecto Sierra Leona, Liberia y Guinea pertenecen a la lista de las naciones más pobres del mundo.

Sus ingresos anuales per cápita son de 1.750 dólares, 790 y 1.160 dólares respectivamente, mientras que en Catar, por ejemplo es de 102.000 dólares. Al mismo tiempo, la ex colonia de EE.UU., Liberia es el tercer exportador mundial de hierro, Sierra Leona que recién logró su independencia del Reino Unido en 1961 es uno de los principales exportadores de diamantes a nivel mundial que aportan el 46 por ciento de sus ingresos por exportación y la ex colonia de Francia, Guinea posee el 25 por ciento de las reservas mundiales de bauxita, además de ser un país muy rico en diamantes, oro y aluminio. Sin embargo, toda esta riqueza está en manos de las corporaciones estadounidenses, británicas y francesas.

La atención médica y el sistema de prevención en Liberia, por ejemplo, no existen prácticamente y hay solamente 50 médicos nacionales, sin contar una docena de galenos extranjeros para cuatro millones de habitantes.

Y todo esto está sucediendo ante los ojos de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco de Desarrollo Africano. Lo extraño y despiadado de la reacción de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia frente a la tragedia actual en sus respectivas colonias es mandar militares y no el personal especializado en el tratamiento del virus. Estados Unidos está enviando 4.300 soldados a Liberia, Francia está preparando unos 400 militares para Guinea y Gran Bretaña está a punto de mandar 750 tropas a Sierra Leona para “enfrentar al Ébola”.

El virus del Ébola no es nada desconocido, su primer caso fue registrado en varios laboratorios biológicos en Marburg y Frankfurt en Alemania en 1967. Posteriormente en 1974 hubo un brote de este virus en Uganda. En Rusia también estudiaban el Ébola en el laboratorio de Novosibirsk desde los años 70. Se sabe que dos científicos murieron: Nikolái Ustinov en 1988 y Antonina Presniakova en el 2004, ambos por un pinchazo casual de jeringas contaminadas. Ellos fueron enterrados en ataúdes de zinc.

Precisamente en aquellos años los especialistas norteamericanos en guerra biológica del Instituto de Investigación Médica de las Enfermedades Contagiosas perteneciente al Departamento de Defensa (USAMRID) crearon en 1976 un laboratorio de armas biológicas en Kenema, Sierra Leona. El Ébola había sido uno de los virus que recibió una atención especial con la ayuda encubierta de la Universidad Tulane de New Orleans, Louisiana.

Es de conocimiento público que los laboratorios biológicos militares están diseñados paras encontrar armas biológicas letales para el uso en las guerras. Por eso, no es de extrañar cuando el semanario estadounidense Army Times informó el 1 de agosto del año en curso que el Pentágono estaba interesado en el Ébola, perteneciente a la familia de virus Filofiridae, desde 1976 debido al alto índice de mortalidad que producen los virus de esta familia. Indican que aproximadamente del 60 al 72 por ciento de las personas que se contagiaron han muerto. “Desde este punto de vista su uso en forma estable de aerosol hace que el virus del Ébola muy atractivo como un arma potencial biológica”.

Esta frase ya pondría en guardia a cualquier aficionado a la teoría de la conspiración y en especial por la “ayuda” que los militares norteamericanos, británicos y franceses quieren ofrecer a las víctimas de esta enfermedad.

Se sabe que desde hace mucho tiempo el USAMRID ha estado tratando de encontrar vacuna contra el Ébola y según la publicación Global Research, se habla en el Hospital de Kenema que algo se escapó del control de los especialistas del USAMRID a cargo de este centro en Sierra Leona dando inicio a la propagación del Ébola.

Sea cual sea la causa real de la diseminación de este virus, ahora les toca a los científicos de espíritu honesto encontrar la solución para detener y erradicar el Ébola lo más pronto posible. La humanidad lo exige.




Fuente: Vicky Peláez-RIANOVOSTI