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domingo, 11 de septiembre de 2016








LA NANOTECNOLOGÍA LA CIENCIA PARA CREAR AL SUPERHOMBRE



Es el 'ladrillo' de la materia, lo más básico, lo más pequeño. En un milímetro cabe un millón de nanómetros, y sobre esa medida ya está jugando la ciencia. Para entender el tamaño nano, hay que pensar que un post-it en el planeta tierra tiene la misma proporción que tres nanómetros en nuestra realidad. Y lo bueno de jugar a esa escala es que podemos modificar la propia esencia de la materia. Cambiar las propiedades de las cosas. Entre la realidad y la ciencia ficción, todo parece posible en nanociencia, que se presenta como el futuro motor en la lucha contra enfermedades como el cáncer.

Efectos del tamaño

"El oro tal como lo conocemos es amarillo, pero si lo troceas en nanómetros, puede ser del color que tú quieras: violeta, rojizo, azulado...", explica Pedro A. Serena, investigador del Instituto de Ciencias de Materiales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Esto se debe a que el color "no es más que luz emitida por los electrones, que saltan de un lugar a otro. Según el salto sea más grande o pequeño, cambia el tono", indica Serena, que ha dirigido el cursoNanotecnología: Luces y sombras del control de la materia a escala atómica, dentro de los ciclos organizados por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander (UIMP) en Santander.

Esta reducción a esta escala nano provoca los llamados "efectos del tamaño": al dividir algo en partes más pequeñas, aumenta la superficie expuesta y la materia, al estar más en contacto con el exterior, se vuelve más reactiva. Es la consecuencia de un cambio radical entre el volumen -que se mantiene- y la superficie del objeto -que aumenta exponencialmente-. Un proceso que saca a la luz nuevas propiedades y que, incorporado a gran escala, llegan a nuestra vida cotidiana en forma de aplicaciones inéditas.

Nanopartículas bactericidas para preservar líquidos durante más tiempo, tejidos o manteles hidrofóbicos -que repelen el agua-, contrastes tumorales o los móviles ypen drives son soluciones nanotecnológicas "invisibles", que se han instalado de puntillas en nuestro día a día, y que son la punta del iceberg de lo que se avecina.

Uno de los campos de mayor aplicación es en el refuerzo de materiales. En la construcción, para obtener un hormigón más resistente, o en transportes, para los parachoques de coches o alas de aviones. Esta propiedad reforzante puede aplicarse en muchas áreas. "La suela de las zapatillas deportivas Adidas o la raqueta de tenis Nadal están reforzados con nanotubos de carbono", ejemplifica Serena. 

Un refuerzo que tiene una particularidad: con una pequeña cantidad de nanopartículas se puede cambiar las propiedades de un objeto grande.






La nanotecnología es "la cafetería de la ciencias", el punto de encuentro de áreas como la medicina, alimentación, cosmética o ingeniería de materiales. "Es muy transversal porque la tabla periódica y sus elementos son los mismos en cualquier sector de la ciencia", reseña el científico. Las técnicas 'nano' pueden ser compartidas por distintas áreas, pero las aplicaciones varían en función de cada una.

Un ejemplo es la estrategia del encapsulamiento. En la leche, el Omega3, de gusto agrio, se encuentra en nanocápsulas que se rompen con la reacción de los jugos, para no estropear el sabor. Del mismo modo, un spray insecticida para plantas puede tener las partículas de insecticida en nanocápsulas con distintas capas, adhiriéndose a la hoja y dosificando la liberación del producto. De igual forma, en la cosmética se puede encapsular colágeno de las cremas, o el Ibuprofeno puede 'nanoenvolverse' para que se rompa en el intestino y así evitar daños gástricos.

Mayor esperanza de vida

Uno de los efectos de esta tecnología lo veremos a medio o largo plazo: "En 20 ó 30 años tendremos una mayor calidad de vida -sostiene-, pero es como la informática, que ha ido penetrando los dispositivos y no nos hemos dado cuenta de cómo nos hemos tecnificado". Análisis de glucosa o colesterol instantáneos y conectados al dispositivo móvil a través de nanosensores, o códigos genéticos por menos de cien euros son algunos de los avances que permitirán al hombre dilatar de vida. "Si cuando naces tienes tu código genético, que te dice a qué enfermedades podrías ser propenso, y a partir de ahí puedes tomar decisiones, la medicina puede cambiar tu esperanza de vida porque desde pequeño puedes tomar medidas", afirma.

"Los nanosensores y las nuevas técnicas de los fármacos pueden ser una revolución", reconoce Serena. El investigador va más allá y muestra de las posibilidades que ofrece la nanociencia, en la que "aún estamos en la prehistoria". Así, expone una hipótesis que, una vez desarrollada, podría dar respuesta a la lucha contra el cáncer. Una hipótesis por ahora irreal que quizá pueda alcanzar la mano del hombre.

"Imagínate -comienza- una nanopartícula que contiene quimioterapia, y que esa nanopartícula puede sobrevivir dentro de nuestro cuerpo -algo que no existe actualmente, porque al ser un ente externo es aniquilado por el sistema inmunológico-", continúa. "Ahora imagínate un fármaco capaz de pegarse a una célula tumoral y soltar localmente quimio. Cada año podrías ir al médico a que te diera 20 mg de nanopartículas con duración, por ejemplo, de un año", relata el investigador. "¿Qué pasaría? Que cuando tuvieses un tumor, moriría. En cuanto apareciera una célula tumoral, ese fármaco la detecta y la mata. Desaparecerían muchas enfermedades, sería como una especie de vigilante de la quimioterapia".

"Ése es el sueño de mucha gente en medicina, aunque ahora estamos muy lejos", reconoce. "Tenemos una nanopartícula que se pega al tumor y libera quimio, pero sólo podemos inyectarla una vez descrito el cáncer", detalla. "Este tipo de medicina preventiva frenaría muchas enfermedades y la esperanza de vida de la población sería más alta".



















Keops habría sido el primero en utilizar metal para los barcos egipcios


Una barca de la época de los faraones egipcios, de una antigüedad aproximadamente de 4.500 años, fue construida con un armazón metálico, la primera vez que se descubre en este tipo de construcciones, según los expertos. La barca perteneció a Keops, faraón de la IV dinastía que reinó en Egipto aproximadamente 2.600 años antes de Cristo, y que ordenó la construcción de la Gran Pirámide que lleva su nombre, cerca de El Cairo. 

Las dos barcas, que fueron descubiertas completamente desmontadas en 1954 al sur de la pirámide, se hallaban en dos fosas rectangulares.

La primera tiene una longitud de unos 40 metros, fue expuesta cerca de las pirámides mientras que una misión arqueológica japonesa de la universidad de Waseda (Tokio) se ocupa de recuperar y restaurar los vestigios de la segunda. 

Es en esta segunda barca en la que se hallaron anillos de metal que arman el fondo de la barca, de una longitud de ocho metros. "En ninguno de los barcos descubiertos en Egipto hemos hallado metal, al contrario de esta barca" explica Mohamed Mostafa Abdel Méguid, un especialista de la construcción de navíos en la era faraónica, que dirige el departamento de antigüedades submarinas en el ministerio de Cultura. 

Las barcas eran utilizadas durante la ceremonia fúnebre para el paso del faraón de una orilla a otra del río Nilo. Y también para conducirlo al más allá, en compañía del dios solar Ra.











EL CAMINO AL MÁS ALLÁ DE PAKAL




Cuando el señor de la ciudad maya de Palenque, Pakal "El Grande", fue sepultado en el Templo de las Inscripciones, un grabado indicaba que para ser recibido en el inframundo debía sumergirse en el agua. 

Ahora arqueólogos mexicanos descubrieron un acueducto debajo de la tumba. Al dar a conocer el hallazgo el lunes, el arqueólogo Arnoldo González Cruz, quien dirige las excavaciones en la zona, explicó que el sistema hidráulico debajo de la pirámide posiblemente representa el sinuoso camino para llegar al más allá. "El hecho de la presencia de esos canales, es bastante importante y bastante significativo", dijo González Cruz. 

Sin embargo, no descartó la posibilidad de que se tratara de un drenaje o un canal de alimentación, como otros que existen en la antigua ciudad del estado de Chiapas (sur) y que llevaban el agua a las zonas residenciales. Según explicaron autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, esta compleja red de canales colocados en diferentes direcciones y niveles debajo de la pirámide "fueron diseñadas mucho antes" que el templo mismo. Al momento de su descubrimiento, por el canal todavía corría agua, por lo que se cree que tiene origen en un manantial, aunque por lo estrecho del túnel, y al no contar el equipo de arqueólogos con la tecnología necesaria, no se ha podido determinar su longitud total, ni su lugar de inicio. 

A pesar de ello, los arqueólogos aseguran que hay evidencia para sustentar que la ciudad fue construida a partir del manantial, escogido para que sobre él descansaran los restos del gobernante K'nich Janaab' Pakal, quien a decir de González Cruz "fue quien proyectó el plan arquitectónico que terminaría su hijo", a la muerte del rey en el siglo VII. 

El descubrimiento se realizó de manera fortuita, pues los arqueólogos detectaron con sonares una grieta bajo la pirámide, la cual pensaron podría ser una falla geológica que pusiera en riesgo la construcción que data del siglo VII. Al introducir cámaras montadas en pequeños vehículos fue que descubrieron el acueducto construido con grandes piedras talladas, unidas con "rajuelas y arcilla" que a su vez están cubiertas por otras piedras más grandes que sirven como techo. 

Este descubrimiento, dicen los expertos, podría cambiar muchas de las hipótesis originales que planteó el arqueólogo Alberto Ruz, quien descubrió la cámara funeraria de Pakal II en 1952. "También debemos considerar que los antiguos palencanos hubieron diseñado tal sistema hidráulico para reproducir metafóricamente el camino que condujera a K'nich Janaab' Pakal a las aguas del inframundo," dijo González Cruz.