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lunes, 11 de agosto de 2014



¿LA RESURRECCIÓN UNA POSIBILIDAD?






La resurrección sí es posible y sus metodologías deben ser extendidas por todo el mundo para salvar a más personas, aseguran expertos estadounidenses. Un nuevo libro contiene todos los consejos y análisis de la experiencia mundial de esta praxis.


El director de investigación de resurrección en la Universidad Estatal de Nueva York y director del Proyecto de la Conciencia Humana del Hospital de Southampton, Sam Parnia, ha reunido todas las metodologías modernas en su libro ‘El Efecto Lázaro’.

Según Parnia, lo más eficaz es enfriar el cuerpo (con gel, con catéteres) para reducir la actividad metabólica en las células y сonectarlo a una máquina específica: un oxigenador de membrana, que active la circulación y la oxigenación de la sangre. Tales máquinas ya se utilizan en Japón y Corea del Sur.


Según el autor, la tecnología que permite resucitar a las personas hasta siete horas después de que su corazón haya dejado de latir. Los médicos piden instalarla en los hospitales e incluso en las ambulancias de todo el mundo. El proceso es complicado, laborioso, nada barato, pero sí posible.


Las células del cerebro son “viables” y pueden ser cultivadas en un laboratorio hasta cuatro horas después de la muerte de una persona. Las células de grasa viven durante 13 horas, las de la piel 24 horas y las de los huesos cuatro días.


El año pasado los médicos consiguieron resucitar al centrocampista del Bolton Fabrice Muamba, quien se desplomó en el minuto 41 del partido entre el Tottenham y el Bolton por la Copa de Inglaterra. Merced a un desfibrilador Muamba obtuvo una segunda vida después de un paro cardiaco masivo y más de una hora sin respirar. En junio será padre por segunda vez.




Sam Parnia realizó un exhaustivo estudio sobre la materia basándose en multitud de casos de de personas que sufrieron un paro cardiaco y que posteriormente revivieron. Tras su estudio llegó a La misma conclusión, la mente es una entidad totalmente separada del cuerpo. Es totalmente imposible que ese tipo de imágenes sean un recuerdo anterior o posterior a la muerte clínica (como también se ha sugerido), ya que en un paro cardíaco el daño cerebral es tan grave que el cerebro deja de funcionar por completo, lo cual produce una pérdida de memoria, es similar a lo que ocurre cuando las personas que han sufrido un accidente aseguran que no recuerdan nada del momento anterior y posterior al accidente.

En el caso de Van Lommel, su estudio es tan relevante que fue publicado en The Lancet, una de las más prestigiosas revistas de investigación. Este cardiólogo holandés, no buscaba fama con su investigación, tampoco quería relacionar esta con ningún tipo de religión ni experiencia mística. Lo que Van Lommel quería demostrar era simplemente que la conciencia es un elemento totalmente independiente del cerebro, y lo consiguió.

Basó su estudio en cientos de casos de personas que habían permanecido clínicamente muertas durante un tiempo y que posteriormente habían logrado ser resucitadas, lo que tantas veces hemos escuchado denominar como milagro clínico. Como en el caso de Pam, muchas de estas personas además de describir las típicas ECM, eran capaces de dar detalles de conversaciones que se habían producido en la habitación donde se encontraba su cuerpo sin vida. Como en el caso de uno de sus pacientes que después de volver a la vida dio las gracias a una enfermera por haber guardado su dentadura postiza, lo asombroso fue que sabía perfectamente que enfermera había sido y donde estaba guardada.

Van Lommel asegura que el cerebro no puede producir la conciencia, pero además asegura que éste no puede almacenar los recuerdos. Para ello se basó en los estudios del experto americano en informática Simon Berkovich y el investigador holandés del cerebro Herms Romjin, los cuales llegaron a la conclusión de que es imposible para el cerebro almacenar todo lo que pensamos o experimentamos en la vida. Esto requeriría una velocidad de procesamiento de 1024 bits por segundo. Simplemente viendo una hora de televisión nuestros cerebros quedarían totalmente colapsados. Anatómicamente y funcionalmente es simplemente imposible para el cerebro tener este tipo de velocidad.

Nadie sabe a ciencia cierta que ocurre cuando una persona deja este mundo, no obstante, y gracias a este tipo de estudios, lo cuales no dejan de avanzar en la materia, podemos saber con certeza que tras una muerte clínica podemos seguir teniendo una conciencia clara, ¿Milagro, ciencia o sentido común?


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