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lunes, 7 de julio de 2014






¿Preferimos el dolor al aburrimiento?




La sola compañía de los propios pensamientos, parece, abruma tanto a algunas personas que incluso prefieren una descarga eléctrica antes que estar 15 minutos sin nada que hacer, como sugiere un estudio controversial.



BBC


A algunas personas les gusta tan poco no tener nada que hacer que prefieren tener experiencias dolorosas antes que entregarse a sus propios pensamientos.


Eso al menos sugiere un nuevo estudio publicado en la prestigiosa revista Science.


En una de las pruebas de esta investigación, la mitad de los participantes eligió aplicarse descargas eléctricas suaves durante 15 minutos de calma.


Estos resultados, que fueron obtenidos tras encerrar a los sujetos en un espacio sin distracciones y luego hacerles preguntas, han generado críticas.


Lo que sostiene el polémico estudio es que no somos muy buenos para disfrutar de pensamientos recreativos.


"Los participantes de nuestra investigación demostraron de forma consistente que preferirían tener algo que hacer a no tener nada más que sus propios pensamientos por incluso un breve período de tiempo", dijo Tomothy Wilson, de la Universidad de Virginia, Estados Unidos.


Puede que esto no sorprenda a quien se aburre fácilmente, o a quien alguna vez ha terminado arrancándose una costra dolorosa en un momento de ocio.


De hecho, otros investigadores en este campo han dicho que estas conclusiones son exageradas.


Pero los autores argumentan que en general las investigaciones de psicología han ignorado la pregunta de si las personas disfrutan "sólo pensando".


Descarga eléctrica voluntaria


El trabajo de Wilson y su equipo comenzó con varias pruebas con estudiantes universitarios, a quienes se encerró en una habitación pequeña con paredes blancas y se les pidió que se sentaran frente a una mesa y "se entretuvieran con sus propios pensamientos".


Después de seis, 12 o 15 minutos, se les preguntaba si estaban disfrutando ese tiempo y si era difícil concentrarse.


En promedio, y en una escala de 9 puntos, sus respuestas estuvieron cerca de la mitad o peor.


Para mostrar que esto no era un problema que surgía del diminuto habitáculo de laboratorio, o de un rasgo de personalidad de volubles estudiantes, otros experimentos incluyeron más variedad de voluntarios, con edades de hasta 77 años, que completaron pruebas similares desde su casa, frente a sus computadoras.


Sin vigilancia, muchos de ellos "hicieron trampa" revisando sus teléfonos o escuchando música.


A un grupo de control se le pidió que buscaran distracciones externas, solos, como mirar televisión o navegar por internet.


Y este grupo se lo pasó mucho mejor que aquellos que sólo podían navegar por su interior.


Finalmente, Wilson y su equipo llevaron a cabo el experimento del choque eléctrico para intentar averiguar si la reflexión solitaria y tranquila es tan desagradable que las personas preferirían que ocurriera algo malo.


Así, 18 de 42 personas, más hombres que mujeres, eligieron aplicarse a sí mismos al menos una descarga eléctrica suave en el tobillo cuando estuvieron solos durante 15 minutos.


"Era como un choque de estática fuerte, no era una sacudida muy grande, pero sí un poquito dolorosa", le dijo Wilson a la BBC.


"Parecía que preferían aplicarse los choques antes que aburrirse".


Un sentido



Algunos científicos consultados por la BBC en el Reino Unido han cuestionado algunos aspectos del estudio, incluyendo el nivel de descargas aplicado, que era más alto para los hombres que para las mujeres (en base a resultados preliminares en los que las mujeres calificaron las descargas como más dolorosas), pero no variaba entre individuos.


Ellos señalan otras investigaciones para sugerir que el umbral del dolor varía mucho entre las personas.


Wilson, por su parte, explica que no está diciendo que los humanos son incapaces de entregarse a la contemplación.


"No quiero exagerar. Creo que todos, en nuestra vida cotidiana, dejamos divagar nuestra mente entre temas agradables o sobre algo que deseamos. Creo que lo difícil es hacerlo de repente y por obligación".


Ivlo Vlaev, psicólogo conductista de las universidades Warwick e Imperial College, en Londres, cree que los hallazgos son "muy interesantes" pero que es posible que haya habido demasiado énfasis en las descargas eléctricas.


"Lo esencial es que se sintieron miserables", le dijo Vlaev a la BBC.


"Uno necesita un sentido o propósito, que falta en esas condiciones. Y cuando tienes una tarea, tienes ese sentido, incluso si es una tarea sencilla".


Por su parte, a Chris Chambers, investigador de la Escuela de Psicología de la Universidad de Cardiff, le impresionaron menos las conclusiones del estudio.


"Este es esencialmente un estudio que muestra que a la gente no le gusta aburrirse", le dijo Chambers a la BBC.


"Cómo esto puede implicar 11 experimentos en una importante revista científica es un poco difícil de explicar".


"El aspecto más interesante del estudio es que sus participantes prefirieron aplicarse descargas eléctricas antes que experimentar aburrimiento".


"Quizás los sujetos hicieron esto para mantenerse despiertos, y habiendo leído ahora el estudio de principio a fin puedo comprenderlos".


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