Otro aspecto es el de la alta demanda de agua. En Michigan, Seguin asegura que cada pozo de extracción requirió 80 millones de litros de agua, que una vez inyectada al subsuelo se contamina, pues se mezcla con químicos utilizados para conseguir el gas.
Al respecto, Juan Manuel Rodríguez, doctor en Ciencias Geológicas y Minerales por la Universidad de Moscú, agregó que en México no existe la capacidad hídrica para invertir tal cantidad de agua en fracking, mucho menos en las zonas donde el gas shale se puede extraer, que es en los estados del norte del país.
"En el norte la precipitación pluvial es muy baja, estoy hablando del orden de 350 milímetros al año, el 70 por ciento se evapora entonces no tenemos agua suficiente para eso. Necesitan inyectar agua al subsuelo, entonces para eso se necesita desde nueve mil hasta 21 mil metros cúbicos de agua por pozo, esto es equivalente a ocho albercas olímpicas", explicó, y agregó que es requisito que sea agua limpia, no tratada.
Respecto a las fracturas de algunas capas geológicas, el experto aseguró que es riesgoso, pues ninguna empresa puede predecir con antelación hasta donde las fracturas de rocas se van a expandir, ni qué daños vaya a generar.
"Si yo al momento de estar explotando el gas rompo el estrato productor, genero una especie de colapso, y al generar un colapso voy a generar un sismo porque estoy rompiendo la roca y al ser un sistema de fallas escalonadas se genera un sismo, además le estoy inyectando agua, y el agua actúa como un lubricante y hace que se mueva ese estrato", añadió.
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