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viernes, 25 de julio de 2014

El fenómeno de las extrañas lluvias en el mundo



El caso de Yoro


En el centro de Honduras se encuentra el departamento de Yoro, donde el tiempo camina tan despacio y la realidad se funde con la fantasía, a tal grado que cada año ahí se vive una supuesta lluvia de peces, suceso que se ha intentado explicar hasta con una leyenda. 

El fenómeno que sucede en Yoro es un evento que la ciencia lo ha documentado también en otras partes del mundo. Hay dos hipótesis, pero la mayoría de los investigadores se inclinan sólo por una. (Ver ilustración más abajo) 

Envuelta en un manto mágico en el que la realidad se mezcla con el mito, para algunos yoreños los peces caen del cielo. A pesar de que la mayoría asegura que es un evento verídico, nadie los ha visto caer. La tormenta que se genera es fuerte y eléctrica, todos los pueblerinos prefieren refugiarse que observarlo bajo la lluvia. Los que han tenido la osadía de ir a presenciar el fenómeno han fallecido a causa de un rayo, atestiguan muchos residentes del lugar. 

En todo caso, la lluvia dura hasta 45 minutos dejando unos peces de hasta una cuarta de tamaño. Los animales acuáticos apenas sobreviven un par de horas, nadie ha podido mantenerlos vivos en una pecera. Otra particularidad es que este suceso se da en los lugares despoblados. Antes sólo sucedía en la llanura El Pantano, ubicado a un kilómetro y medio al suroeste del pueblo, ahora cae en otros sitios inhabitados pero circundantes al municipio. 
Suceso anual 

Todos los años, al comienzo de la estación lluviosa, los habitantes de Yoro, en Honduras, preparan cubetas, barriles, palanganas y redes para recoger los peces que van a caer del cielo. Y todos los años, hasta donde llega la memoria, han caído sardinas por barriles. El "aguacero de pescado", como la llama la gente del lugar, suele comenzar de cuatro a cinco de la tarde y va seguida de tormentas eléctricas y fuertes vientos. Los peces son depositados vivos sobre una pradera que hay al sudoeste del pueblo. 

En 1962, el servicio Meteorológico Nacional de Honduras con el auxilio de climatólogos estadounidenses, se dieron la tarea de esclarecer este fenómeno. Estos son sus observaciones: 

La altura con respecto al mar y las montañas que circundan el valle de Yoro impiden que se formen trombas marinas. Si fuese así, el evento yoreño también estaría acompañada por temperaturas altas. 

Los peces caidos son de la misma especie y casi del mismo tamaño. Esto deduce que no están conectados a trombas marinas, si así fuese, los peces serian de diferente tipos y tamaños. 

No hay pistas que muestren el paso de tornados anteriores. Tampoco existe documentación alguna sobre la trayectoria de nubes de tormentas pasadas. La fuerza del viento no alcanza velocidades mayores de 40 nudos. 

Las nubes que causan este fenómeno se les conoce como cumuloninbus mammatus, su inestabilidad atmosférica le da esa apariencia de mamas con un color violeta oscuro acompañado de intenso ruido provocado por los vientos. Este tipo de nube se ha presentado en otros lugares del mundo, pero se repite con mayor frecuencia en el poblado de Yoro. 




Los peces caídos existen en los diferentes ríos de la región. Los yoreños los conocen como pez lancha y su tamaño no excede 11 centímetros. Al caer, los peces aprovechan el agua de la lluvia para movilizarse hasta los riachuelos Machigua y Jalegua, tributarios del río Aguán. 

Ningún vecino del lugar ha visto caer un pez del cielo. Tampoco caen sobre tejado de las casas de Yoro, todo ocurre a kilómetro y medio de esta cabecera departamental. 


Lluvia de animales


La lluvia de animales es un fenómeno meteorológico extraordinario, que consiste en la caída del cielo de numerosos animales, frecuentemente de una sola especie. Esta precipitación atípica puede o no estar acompañada de lluvia común. El fenómeno ha ocurrido en muchas regiones a lo largo de la historia. Se han registrado testimonios del mismo en diversas épocas y países, lo cual ha dado origen a muchas leyendas y polémicas. 
Con mayor frecuencia, estas «lluvias» están compuestas por peces o ranas, aunque hay historias que mencionan algunas especies de pájaros. En ocasiones, la lluvia es tan violenta, que los animales acaban destrozados en el suelo. A veces, los animales sobreviven al golpe, particularmente los peces, lo cual hace pensar que el intervalo transcurrido entre su despegue y el retorno al suelo, es relativamente breve. Algunos testimonios describen lluvias de ranas, donde los animales están intactos tras su caída. A veces, los animales caen completamente helados, o están atrapados dentro de bloques de hielo; demostrando así que antes de caer, su altura era muy elevada, donde la temperatura ambiente era inferior a 0 °C . 


En la literatura antigua abundan los testimonios de lluvia de animales, o de lluvias de diversos objetos, algunos de ellos orgánicos. 

Podrían remontarse al Antiguo Egipto, si se da validez al papiro egipcio de Alberto Tulli (cuya misma existencia es controvertida) y del que se dice que registraría fenómenos extraños junto con la aparición de lo que la literatura ufológica interpreta como un ovni. De modo más particular, se registra también la caída de peces y pájaros del cielo. En la Biblia se cuenta cómo Josué y su ejército fueron auxiliados por una lluvia de piedras que cae sobre el ejército amorita. La Biblia evoca otras intervenciones celestiales de este tipo, como la aparición de ranas, en una de las diez plagas de Egipto (Éxodo 8, 5, 6). En el siglo IV a. C., el autor griego Ateneo menciona una lluvia de peces que duró tres días en la región de Queronea, en el Peloponeso . En el siglo I, el escritor y naturalista Plinio el Viejo describió la lluvia de pedazos de carne, sangre y otras partes animales como lana. Finalmente, en la Edad Media, la frecuencia del fenómeno en ciertas regiones llevó a la gente a creer que los peces nacían ya adultos en los cielos, y en seguida caían al mar. 

Desde hace mucho tiempo, la ciencia ha descartado muchas de las explicaciones que le son ofrecidas; por considerarlas exageradas, poco fiables o no comprobables. En 1859, un testigo de una lluvia de peces en el pueblo de Mountain Ash (en Gales), envió un espécimen al zoológico de Londres. J. E. Gray, director del Museo Británico, declaró que «a la luz de los hechos, lo más probable es que se trate de una broma: uno de los empleados de Mr. Nixon le ha vaciado encima un balde lleno de peces, y éste último pensó que le caían del cielo». 


Lógicamente, las lluvias de animales estuvieron sin explicación científica durante mucho tiempo, mientras que se desarrollaban hipótesis que iban desde los intentos lógicos de explicarse el fenómeno, hasta lo absurdo. En el siglo IV a. C., el filósofo griego Teofrasto negó la existencia de lluvias de sapos, explicando simplemente que los sapos no caen durante la lluvia, sino que esta última los hace salir de la tierra. En el siglo XVI, Reginald Scot se aventuró a dar una hipótesis. Según él, «es cierto que algunas criaturas son generadas de manera espontánea, y no necesitan de padres. Por ejemplo [...] estas ranas venidas de ninguna parte. Ellas fueron transportadas por la lluvia. Estas criaturas nacen de los aguaceros...». En el siglo XIX, se pensaba que la evaporación del agua llevaba los huevos de rana a las nubes, donde eclosionaban y caían a la tierra en un chubasco. 




Gracias a la prensa escrita, en la época moderna se han generado muchos testimonios, atestiguados por un mayor número de personas, lo cual les incrementa su confiabilidad. A continuación se listan algunos ejemplos: 

- En 1578, grandes ratones amarillos cayeron sobre la ciudad noruega de Bergen. 


- Según un tal John Collinges, una lluvia de sapos azotó la aldea inglesa de Acle, en Norfolk. El tabernero del lugar los retiró por centenas. 


- El 16 de febrero de 1861, la ciudad de Singapur sufrió un temblor de tierra, seguido de tres días de abundantes lluvias. Tras el final de las lluvias, los habitantes de Singapur vieron que en los charcos había miles de peces. Algunos de ellos afirmaron haberlos visto caer del cielo, aunque otros se mostraron más reservados al dar su testimonio. Cuando las aguas se retiraron, se encontraron otros peces en los charcos que se habían secado, notablemente en lugares que no habían sufrido inundaciones. 


- La revista Scientific American registra el informe de un chubasco de serpientes que alcanzaban alrededor de 45 cm) en Memphis, el 15 de enero de 1877. En Estados Unidos, se registraron más de quince informes de lluvias de animales, solamente en el siglo XIX. 


- En junio de 1880 se abatió una lluvia de codornices sobre Valencia (España). 


- El 7 de septiembre de 1953, millares de ranas cayeron del cielo sobre Leicester, en Massachusetts, Estados Unidos. 


- En 1968, los diarios brasileños registraron una lluvia de carne y sangre, sobre un área relativamente grande. 


- Canarios muertos cayeron en la ciudad de St. Mary’s City, en Maryland (Estados Unidos), en enero de 1969. Según el diario Washington Post del 26 de enero de ese año, el vuelo de los canarios se interrumpió súbitamente, como si hubiera habido una explosión, que nadie vio ni escuchó. 


- En 1978, llovieron cangrejos en Nueva Gales del Sur, en Australia. - En 2002, llovieron peces en Grecia. 

- En 2007, llovieron arañas pequeñas en Salta, Argentina. 

- En 2007, llovieron ranas pequeñas en El Rebolledo (Alicante, España). 

- El 1 de agosto de 2008, en Choco (Colombia) llovió sangre, pero tal hecho es atribuido a varias causas, entre ellas la lluvia de animales. 

- En 2008 llovieron peces y ranas en el Taperal de Beniganim (España). 




En contra de la mayoría de sus colegas contemporáneos, el físico francés André-Marie Ampère consideró que los testimonios de lluvias de animales eran verdaderos. Ampère intentó explicar las lluvias de sapos con una hipótesis que después fue aceptada y refinada por los científicos. Ante la Sociedad de Ciencias Naturales, Ampère afirmó que en ciertas épocas los sapos y las ranas vagabundean por los campos en grandes números, y que la acción de vientos violentos puede capturarlos y desplazarlos a grandes distancias. 
Más recientemente, apareció la explicación científica del fenómeno, que involucra a las trombas marinas. En efecto, los vientos que se arremolinan debajo del meteoro son capaces de capturar objetos y animales, gracias a una combinación de la depresión en la tromba, y de la fuerza ejercida por los vientos dirigidos hacia ésta. 

En consecuencia, estas trombas, o incluso tornados, transportaran a los animales a alturas relativamente grandes, recorriendo además grandes distancias. Los vientos son capaces de recoger a los animales presentes en una superficie relativamente extensa, y los dejan caer, en masa y de manera concentrada, sobre puntos localizados. Más específicamente, algunos tornados y trombas podrían secar completamente una charca, para dejar caer más lejos el agua y la fauna contenida en ésta, en forma de «lluvia de animales». 

Esta hipótesis aparece reafirmada por la naturaleza de los animales de estas lluvias: pequeños y ligeros, generalmente surgidos del medio acuático, como batracios y peces. 

También es reafirmante el hecho de que, con frecuencia, la lluvia de animales está precedida por una tormenta. Sin embargo, hay algunos detalles que no han podido ser explicados. Por ejemplo, el que los animales a veces sigan vivos aún después de la caída, y algunos de ellos en perfecto estado. Otro aspecto es que normalmente cada lluvia de animales se manifiesta con una sola especie a la vez, casi nunca mezclándolas ni incluyendo algas u otras plantas. 


Una explicación razonable


El fenómeno ha ocurrido en muchas regiones a lo largo de la historia. Se han registrado testimonios del mismo en diversas épocas y países, lo cual ha dado origen a muchas leyendas y polémicas. 
Con mayor frecuencia, estas «lluvias» están compuestas por peces o ranas, aunque hay historias que mencionan algunas especies de pájaros. En ocasiones, la lluvia es tan violenta, que los animales acaban destrozados en el suelo. 

A veces, los animales sobreviven al golpe, particularmente los peces, lo cual hace pensar que el intervalo transcurrido entre su despegue y el retorno al suelo, es relativamente breve. Algunos testimonios describen lluvias de ranas, donde los animales están intactos tras su caída. A veces, los animales caen completamente helados, o están atrapados dentro de bloques de hielo; demostrando así que antes de caer, su altura era muy elevada, donde la temperatura ambiente era inferior a 0 °C. 

En la actualidad, los investigadores apuntan a las trombas marinas como principales causantes de las lluvias de animales. Los vientos producidos por estos fenómenos tienen la suficiente energía como para succionar y trasladar todo tipo de objetos y animales, dejándolos caer de manera concentrada sobre un lugar concreto. 

La lluvia de animales ha motivado todo tipo de explicaciones insólitas hasta la llegada de los estudios científicos. 
Por ejemplo, la creencia de que los animales nacían en los cielos llegó de diversas maneras hasta el siglo XIX. 

Uno de los primeros en tratar de buscar una explicación científica al fenómeno fue el matemático y físico francés André-Marie Ampère, que señaló como responsable a los vientos de gran intensidad. 

Los últimos fenómenos registrados en España apuntan a la formación de grandes "sistemas convectivos de mesoscala", originados por situaciones atmosféricas de gran inestabilidad, como causantes de estas lluvias de animales 

En contra de la mayoría de sus colegas contemporáneos, el físico francés André-Marie Ampère consideró que los testimonios de lluvias de animales eran verdaderos. Ampère intentó explicar las lluvias de sapos con una hipótesis que después fue aceptada y refinada por los científicos. Ante la Sociedad de Ciencias Naturales, Ampère afirmó que en ciertas épocas los sapos y las ranas vagabundean por los campos en grandes números, y que la acción de vientos violentos puede capturarlos y desplazarlos a grandes distancias. 


Más recientemente, apareció la explicación científica del fenómeno, que involucra a las trombas marinas. En efecto, los vientos que se arremolinan debajo del meteoro son capaces de capturar objetos y animales, gracias a una combinación de la depresión en la tromba, y de la fuerza ejercida por los vientos dirigidos hacia ésta. 

En consecuencia, estas trombas, o incluso tornados, transportaran a los animales a alturas relativamente grandes, recorriendo además grandes distancias. Los vientos son capaces de recoger a los animales presentes en una superficie relativamente extensa, y los dejan caer, en masa y de manera concentrada, sobre puntos localizados.14 Más específicamente, algunos tornados y trombas podrían secar completamente una charca, para dejar caer más lejos el agua y la fauna contenida en ésta, en forma de «lluvia de animales.

No obstante, la distinta naturaleza de estos fenómenos conlleva más de un posible causante atmosférico. De forma similar, los tornados también son capaces de provocar este tipo de consecuencias. Además, las trombas recogen fauna diversa y acuática que puede provenir del mar, lagos, pantanos e incluso ríos, pero no sirven para explicar cuando se trata de otro tipo de animales o si se trata de una única especie.


Mito o realidad, créalo usted, el fenómeno existe...


Fuentes Varias: Wikipedia,Taringa,foros yahoo










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