10 RAZONES PARA NO CREER EN EL MAL DEL OJO
En el anterior articulo se habla del mal de ojo, pero también es válido ampliar nuestro criterio y reflexionar si algo es mito o realidad...Checa el dato
1.- El ojo recibe, no emite. Nuestro ojo es un órgano evolucionado para la captación de radiaciones electromagnéticas del espectro visible. Salvo la radiación infrarroja (radiación que emite cualquier cuerpo que se halle caliente respecto al medio) no emite nada, ni que hablar de emitir un tipo de “energía” que pueda incidir sobre otro ser vivo. De hecho, todo órgano emisor que encontramos en los seres vivos posee una serie de características que lo delatan como tal. Emitir “energía por los ojos” solo pasa en los comics de Supermán, Cíclope y demás peña.
2.- ¿Efectos a distancia? No gracias. No existe ningún indicio en ninguna de las ciencias conocidas que pueda ni siquiera hacer sospechar que “mirar mal” tenga efectos fisiológicos a distancia cuando tú eres inconsciente de que te están mirando mal. Por razones semejantes, si nuestra pareja ha quedado embarazada sin que nosotros hayamos intervenido en ello, somos bastante reticentes a creernos que el responsable haya sido el “Espíritu Santo”.
3.- La evolución lo habría aprovechado. Basta que hubiera surgido una vez, quizás con el mismo origen del ojo de los vertebrados (nuestro ojo es idéntico, salvando en detalles sin importancia, a los de cualquier otro vertebrado) para que la evolución hubiera aprovechado su poder. Tendríamos «El Mal de Ojo» de los perros, de los gatos, de las serpientes, de los carpines de acuario… e incluso pudiera ser posible ver en los documentales a los leones, cazando, simplemente “mirando mal” a su incauta presa hasta que esta cae confusa y vomitando al suelo. Pero no pasa.
4.- Energía Invisible. En el mundillo de lo “paranormal” la energía y la física cuántica valen para justificar cualquier cosa. Sin embargo, los científicos hablan de “energía” para hablar de cambios mensurables en un sistema. Si el ojo emitiera algo que interactuáse con nosotros, nosotros podríamos interceptar eso y medirlo fácilmente. De hecho contamos con aparatos mucho más sensibles que nosotros mismos para esos menesteres. Sin embargo, para colmo también se habla de «Energía del Alma humana». Quisiera saber qué es eso, ya que no podemos intentar apelar a “explicaciones científicas” cuando la misma “alma humana” sigue siendo un mito indemostrado en ciencia.
5.- Todos los síntomas. No hay una secuencia lógica descrita de síntomas. Son muchos, muy variables y no siguen una pauta propia, como sucede en la mayoría de enfermedades y dolencias. Los síntomas varían tanto que incluso podríamos inculpar al «Mal de Ojo» de catarros, de meter la mano en la freidora o de suspender los exámenes cuando no hemos estudiado ni papa. Por eso cuando intentan explicar todo por medio de «El Mal de Ojo», lo que consiguen es que los síntomas de «El Mal de Ojo» puedan ser explicados por cualquier evento banal y habitual: desde cambios de la temperatura corporal hasta el estrés.
6.- Me estás estresando. Relacionado con el punto anterior, vivimos en una sociedad muy estresada. Es habitual que la gente se sienta cansada, enfadada, frustrada y peleada con el vecino. Igualmente somos vulnerables a las habladurías, las críticas y al compañero trepa que me está jorobando. Este estrés social es una fuente mucho más poderosa de problemas que cualquier mágico y chipiriflautico «Mal de Ojo». E igualmente, estas situaciones son pan de cada día de nuestro mundo “civilizado”.
7.- Sí o sí. Si seguimos tirando del hilo, podemos decir que es prácticamente imposible que una persona no haya despertado de forma consciente o inconsciente malos pensamientos como envidia, rencor, deseos indecorosos, etc. sobre otra persona. Por lo tanto, si nos basamos en las premisas de los vendedores de «El Mal de Ojo», no quedaría una persona sobre el planeta que no tuviera en algún momento los síntomas descritos. Podemos ir más lejos y afirmar que tales síntomas debieran ser mucho más agudos si estamos disfrutando de un rico mojito a la sombra de una palmera a orillas de una celestial playa caribeña tras el desayuno en nuestro hotel de lujo de 5 estrellas.
8.- Seguimos vivos. Nuestros políticos sobre todo. Si hablamos de «energía» podríamos pensar que esta puede ser acumulativa. Y continuando con las derivaciones de los últimos puntos, podríamos decir que si los postulados de los engañabobos que promueven las curas a precio de voluntad de «El Mal de Ojo» fueran ciertos… muchas realmente malas personas, muchos políticos y Belén Esteban… habrían sido incapacitados hace mucho tiempo. O como diría cualquier persona hoy día: “mi jefe sigue viviendo mejor que yo por mucho que le miro sin cariño“.
9.- Remedios incongruentes. ¿Alguien puede explicar (apelar al efecto placebo no vale) cómo “quemar sal gorda” puede eliminar esa “energía” que nos altera negativamente? ¿Cómo “echar un mechón de pelo en agua con aceite y rezar tres Padrenuestros” restaura nuestra “energía del alma” (sobre todo lo de meter el mechón de pelo en agua)? ¿O cómo es posible que “meter un dedo en aceite” pueda solucionar nuestros problemas de depresión, malestar corporal e incluso de inapetencia sexual…? (bueno, con un poco de ingenio y nuestra pareja al lado, el aceite sí que puede solucionar esto último). Todas estas recetas pertenecen a aquella época donde reinaba la oscuridad de la superstición del más alto calibre.
10.- Levanta la economía… de los de siempre. Los charlatanes, magos, engañadores profesionales y demás ralea de vividores sinvergüenzas tienen un suculento mercado en las supersticiones, en las creencias populares y cuando prostituyen esa terminología científica que no entienden. Son expertos en dar soluciones a precio de oro a problemas que no existen. De ahí que la venta de talismanes, amuletos y cachivaches para la prevención, protección y cura de «El Mal de Ojo» es un negocio para quienes lo diagnostican y venden esos sofisticados remedios. Aunque la venta de un producto no es algo malo por sí mismo; sin embargo, la venta de productos carentes de evaluaciones de calidad y con críticas como las anteriores, es la gota que colma el vaso.
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