Vuelve a caminar, tras un trasplante de células olfativas en su médula.
Darek Fidyka, un ciudadano búlgaro de 40 años, recibió una puñalada en la espalda en 2010 que dejó su cuerpo paralizado del pecho para abajo. Ahora ha vuelto a caminar con la ayuda de un andador. Fidyka ha sido sometido a una operación pionera en varias fases, en la que se le han trasplantado células procedentes de su cavidad nasal en su columna vertebral.
El tratamiento ha sido llevado a cabo por un equipo de cirujanos del Centro de Neuro-rehabilitación Akson en Wroclaw, Polonia, en colaboración con expertos en regeneración neuronal del University College London.
Los detalles de la investigación se publicaron en la revista Cell Transplantation en septiembre del 2013. Desde entonces, el programa de televisión de la BBC Panorama ha seguido en exclusiva el proyecto y ha filmado la rehabilitación del paciente.
Las fantásticas células olfativas
Las células empleadas en el tratamiento, llamadas células de glía envolvente olfativas (OEC, por sus siglas en inglés) son unas viejas conocidas entre los investigadores que buscan estrategias para reparar lesiones medulares. Estas células se encuentran en la parte trasera de la cavidad nasal e intervienen en el sentido del olfato pero lo que las hace especiales es que son las únicas en las que las fibras nerviosas continúan creciendo durante la edad adulta.
Estas mismas células fueron empleadas en 2012 por científicos de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, para tratar perros paralíticos y los canes volvieron a caminar.
Según explica la BBC, Darek Fidyka fue sometido a dos intervenciones en las que se le extrajo uno de los bulbos olfativos y se cultivaron las células. El equipo realizó unas 100 micro-inyecciones de células olfativas por encima y por debajo de la lesion medular. Luego extrajeron cuatro tiras delgadas de tejido nervioso del tobillo del paciente que fueron colocadas sobre una brecha de 8 mm a la izquierda de la médula espinal.
Los científicos creen que las células OEC fueron la vía para que las fibras nerviosas situadas por encima y por debajo de la lesión volvieran a conectarse. El injerto de nervio se utilizó para cerrar la brecha en la médula.
El primer caso esperanzador
Tras el trasplante Fidyka empezó un proceso de rehabilitación intensiva que consistía en cinco horas de ejercicios cada día y que en tres meses empezó a dar sus primeros resultados cuando notó que su muslo izquierdo había empezado a desarrollar músculo.
Medio año después de la intervención, Fidyka ya podía dar los primeros pasos, ayudado, eso sí, por unas barras paralelas, unas abrazaderas para las piernas y un fisioterapeuta.
Hoy en día ya puede caminar con la ayuda de un andador y ha recuperado algunas sensaciones de la vejiga, el intestino y parte de la función sexual.
A pesar de la espectacularidad del avance, los científicos y médicos que han tratado a Fidyka son cautos y no quiere crear falsas esperanzas a otros pacientes que estén en la misma situación.
Afirman que la gran ventaja de esta intervención es que, al utilizar los bulbos olfativos del propio paciente, evitaron el riesgo de rechazo y, por lo tanto, la necesidad de utilizar fármacos inmunosupresores, como las que se emplean en los trasplantes con órganos procedentes de donantes.
Los científicos esperan tratar a otros diez pacientes en Polonia y Reino Unido en los próximos años. Sólo si los resultados se repiten se podrá afirmar que esta terapia es una estrategia válida para estimular la reparación de la médula espinal dañada.
Fuente:Fayerwayer
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