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miércoles, 27 de agosto de 2014





SIR ISAAC NEWTON Y EL TEMPLO DEL REY SALOMÓN


Conocemos a Newton por ser el hombre de la manzana, la gravedad y la Philosophiae naturalis principia mathematica. 

Pero lo más fascinante de Isaac Newton es que, además de un “hereje”, fue también un amante de lo desconocido y uno de los iniciadores de la masonería.


Empezar afirmando que Newton era un hereje es algo que a muchos puede desconcertar. Pero nada más lejos de la realidad. Sir Isaac Newton, quien a lo largo de su vida cultivo las matemáticas, la física y la filosofía, fue también un teólogo que estudió a Dios, su relación con la naturaleza y con el hombre. No estamos diciendo, en ningún momento, que Newton fuera ateo. De hecho, era creyente. Pero era un creyente que cuestionaba todo a partir de leyes científicas. Por eso, fue tachado de hereje en su tiempo. Porque investigar a Dios desde un punto de vista científico era (y, por desgracia, sigue siendo para muchos) un acto abominable.




Para Newton, que se definía a sí mismo como creyente, Dios no era más que “el ser Supremo” que todo lo controlaba, léase, el tiempo y el espacio. Una comparación que, por su grandeza, no debía molestar demasiado. Sin embargo, el problema de Newton era que, debido a su intento por unir fe y ciencia, que es algo imposible de todas todas, nunca daba con una explicación factible para uno de los grandes dogmas de fe de los cristianos: la Santísima Trinidad. El dogma era un problema para el espíritu investigador de Newton, pero el antitrinitarismo era un crimen explícito según el Acta de Tolerancia de 1689. Ese es el punto fuerte de la herejía de Newton. Como también lo es creer y afirmar en ciertos círculos que su “revelación” para alumbrar y comprobar la Teoría de la Gravedad más que a la manzana fue por causa divina, lo que lo convertía en una suerte de profeta de su tiempo. Nada más feo para la Iglesia que alguien que, a prueba de pruebas o de falta de ellas, cuestiona ciertos pilares incuestionables por su forma. 




Bien. Pues todavía hay más. Una de las facetas más “intrigantes” de Newton es su vinculación con la masonería y las ciencias ocultas, algo que sólo pudo revelarse tras su muerte. A la muerte de Sir Isaac Newton, en 1727, sus documentos fueron heredados por su sobrina Catherine Barton. Estos documentos nos hablan de un Newton que más allá de la ciencia practicó la alquimia y estudió teología, dos disciplinas que a la larga le permitieron inspirarse para construir su obra Principia. Según estos documentos, el auténtico Newton no era el hombre de ciencia, el físico. El auténtico Newton era el buscador de verdades, ese que buscaba la piedra filosofal y que comparaba a la Iglesia católica con la bestia del Apocalipsis.

Pero si hubo algo que intrigó a Newton fue el Templo del Rey Salomón, que el científico consideraba como la piedra base a partir de la cual Dios había creado el mundo.


Plano del proyecto que vislumbro Sir Isac Newton

El estudio de los antiguos templos era en tiempos de Newton un tema de gran importancia. Sobre todo fueron los templos egipcios y de oriente los que llamaron mas la atención, por su función como encarnaciones del cosmos o lugares reservados solo a la elite sacerdotal, centros de los misterios religiosos. Eran tenidos por ser lugares de contacto con dios, centros de la creación o puntos de descanso para la divinidad. Ademas solían representar en su interior las concepciones sobre la estructura del universo de la cultura que los construía. En Jerusalén , ideado por el Rey David y construido por Salomón, se erigía el templo que mas interesó a Newton y a muchos estudiosos de los siglos XVII Y XVIII y que incluso en la actualidad continúa siendo motivo de sesudos y, generalmente, muy densos discursos. Este templo realmente se construyó mas por motivos políticos que religiosos, queriendo legitimar a Jerusalén como centro religioso de Israel, porque políticamente y económicamente ya era la capital. Era un lugar de misterio, el pueblo solamente podía acceder al patio exterior y en su interior se celebraban los rituales por la elite sacerdotal. La roca sobre la que se erigía el Templo se consideraba el punto central a partir del que Dios había creado el mundo, la piedra de la fundación. Se construyó en el siglo X a.C. , Primer templo, destruido posteriormente por Nabuconodosor y reconstruido cerca del año 500 a.C., Segundo Templo, nuevamente destruido y vuelto a reconstruir por Herodes el Grande en el siglo I a.C. Finalmente este Tercer Templo fue arrasado en el 70 d.C. por los legionarios romanos. Actualmente el lugar se encuentra ocupado por la mezquita de la Cúpula de la Roca. El interés de Newton por el Templo de Salomón surgió en la década de 1680 de sus análisis de las profecías bíblicas. Consideró a partir de entonces al Templo como una pieza fundamental de la historia sagrada y fuente de iluminación para comprender el plan de Dios. Preparó diferentes escritos, que nunca fueron publicados ya que hubieran sido considerados heréticos , en los que analizó minuciosamente la geometría y medidas del templo. En uno de estos textos utiliza multitud de fuentes, bíblicas e históricas, para mediante análisis filológicos y cálculos matemáticos descubrir las verdaderas funciones olvidadas del templo y sus medidas exactas, descripciones, planos y comentarios históricos.

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